viernes, 15 de octubre de 2010

R E V E R S E


Si a nosotros nos mostraran el ser de una sola vez, quedaríamos aniquilados, anulados, muertos. En cambio el tiempo es la dádiva de la eternidad.
La eternidad nos permite todas esas experiencias de un modo sucesivo.
J.L.B


EMILIO.

-Me acuerdo que apoyé la tiza en el pizarrón y el pulso me empezó a temblar, entonces me invadió un dolor tremendo en la espalda, todo empezó a darme vueltas y ahí no me acuerdo más. Me derrumbé. Los médicos miraban los estudios, y sin entender, igual decían que no era bueno. Claro que era extraño lo que veían, pero no por eso malo ¡Esa manga de infradotados! Lo único que quería era dejar ese sillón de ruedas. Nunca voy a olvidar la cara de tu abuela. Con lo miedosa que era, aseguraba que todo iba a estar bien cuando los médicos decían lo contrario. Ella que lloraba si teníamos fiebre o cualquier estupidez, y a esa misma mujer que ahora le hablaran de un tumor, de que su hija tenía un tumor en la médula y que lo menos grave que le podía pasar era que quedara paralítica. Creo que a partir de eso nunca más tuvo miedo, a nada. Raspó su corteza débil, debajo habitaba ese roble que conocieron ustedes. Y yo después de pasar por aquello conquisté a tu padre bailando ¿O no es así?

Emilio creció escuchando a su madre narrar una y otra vez esta historia.


Asi empieza la novela

martes, 30 de marzo de 2010

Invierno



Es el día más frio de los últimos veinte años dijeron en la radio. Emilio terminó temprano y ya quedó con Alicia en pasarla a buscar.
Alicia lleva un sombrero de lana tejido, se mueve de un lado a otro, escribe en el pizarrón. Pregunta y escucha, se apoya en el escritorio. Emilio la ve detrás del vidrio. Un chico con una mochila le pide permiso y abre la puerta para entrar. Emilio lo sigue y Alicia al verlo mira la hora y le sonrie. Emilio se sienta en una de las sillas que hay cerca, un poco al costado en la hilera del centro .

-Cómo puede ser que no tengan una estufa. Estás congelada mi amor.
-Y en verano, en esas aulas, nos comen los mosquitos. Qué lindo que me viniste a buscar-dice Alicia
-La nariz todavía la tenes fria, qué linda sos con ese sombrerito. La estufa está al máximo, la deje todo el día asi. Voy a calentar café, ya vengo-dice Emilio
Alicia se saca el abrigo, después el gorro de lana y el pullover, el jean, las medias, la remera de manga larga, la de manga corta, el corpiño y la bombacha. Está oscureciendo, algo de luz entrá por la ventana del departamento.
Emilio la lleva hasta el sillón y la sienta sobre sus rodillas. Empieza a recorrer cada parte de su cuerpo con la mirada y con la llema de sus dedos.
-Sos, tenes la piel tan suave, sos la mujer mas hermosa que vi en mi vida.
-Callate, Nene-le dice
Ahora Emilio y Alicia hacen el amor encima del sillón y después de un rato se están por caer pero no pueden detenerse, es Emilio que finalmente la apoya en la alfombra mientras se rien y se esfuerzan por no salirse.
Ha anochecido. En el living ya oscuro, Emilio y Alicia están acostados en la alfombra, uno al lado del otro. Alicia con su voz imita el sonido del trazo de un pincel. Levanta su mano derecha y con el dedo recorre el contorno de la lámpara del techo.
-Qué hacés-rie Emilio
-Cuando era chica jugaba a hacer esto de pintar contornos todo el tiempo.
Emilio sonrie con cada pintita marrón de sus ojos, con cada poro de su piel, con cada pelo de su ondulada cabellera. Siente que Alicia está siendo feliz.